jueves, 29 de enero de 2015

EL CUENTO DE TOMMY


Tommy solo tenía seis años y quería tener un reloj de pulsera. Cuando se lo regalaron por fin, en Navidad, estaba impaciente por enseñárselo a su mejor amigo, Billy. La madre de Tommy le
dio permiso, y cuando su hijo salió de casa le hizo esta advertencia:
- Tommy, ahora llevas tu reloj nuevo, y sabes leer la hora. Ve a casa de Billy llegas andando en dos minutos; así que no tienes excusa para llegar tarde a casa. Vuelve antes de las seis para merendar.


- Sí, mamá -dijo Tommy mientras salía corriendo por la puerta.
Dieron las seis, y ni rastro de Tommy. A las seis y cuarto no había aparecido todavía, y su madre se irritó. A las seis y media seguía sin aparecer, y se enfadó. A las siete menos diez, el enfado se convirtió en miedo. Cuando se disponía salir a buscar a su hijo, se abrió despacio la puerta de la calle. Tommy entró en silencio.

- ¡Ay, Tommy! -le riñó su madre-. ¿Cómo has podido ser tan desconsiderado? ¿No sabías que yo me iba a preocupar? ¿Dónde te has metido?
- He estado ayudando a Billy... -empezó a decir Tommy.
- ¿Ayudando a Billy?, ¿a qué? -le gritó su madre.
El pequeño empezó a explicarse otra vez:
- A Billy le han regalado una bicicleta nueva por Navidad, pero se cayó de la acera y se rompió y...
- ¡Ay Tommy! -le interrumpió su madre-, ¿qué sabe de arreglar bicicletas un niño de seis años?
Por Dios, tú....
Esta vez fue Tommy quien interrumpió a su madre.
- No mamá. No quise ayudarle a arreglarla. Me senté a su lado y le ayudé a llorar...

domingo, 25 de enero de 2015

Trabajo práctico sobre uno mismo: 22 de enero

Todo está bien:
Un discípulo Intrigado, le preguntó al maestro:

- Pero ¿nunca te acontecen situaciones que no puedes resolver? No entiendo por qué siempre dices «está bien, está bien» cuando se te pone al corriente de alguna contrariedad o vicisitud.

El maestro sufi sonrió y dijo:

- Sí, todo está bien, todo está bien.

- Pero ¿por qué? -preguntó escéptico e incluso un poco irritado el discípulo.
...
Y el maestro explicó:

- Porque cuando no puedo solucionar una situación en el exterior, la resuelvo en mi mente cambiando de actitud. Ningún ser humano puede controlar todas las circunstancias o situaciones externas, pero sí puede aprender a controlar su actitud ante las mismas. Por eso, para mí, todo está bien, todo está bien..
Ejercicio: un capricho inofensivo.