miércoles, 17 de diciembre de 2014

Será para bien, más que un deseo:

Un buen rey tenía como amigo y consejero a su primer ministro que era sufí. Era un sufí tranquilo y sabio que le ayudaba en lo que sabía y podía. Este ministro y consejero solía utilizar la expresión “será para bien” y lo más probable era que siempre acertara, sabía cuando hablar y qué decir…

Aunque un buen día el rey, pelando una manzana, cometió un error de corte y se cortó y amputó su dedo pulgar. Se lanzó a gritar y con los ojos desorbitados miró a su ministro. El sufí bastante sereno le miró y dijo: “Será para bien”.

El rey se airó todavía más y le gritó: Sólo por el aprecio que te tengo no te mando cortar la cabeza, pero te voy a encarcelar por decirme semejante tontería: ¿Cómo será para bien si perdí mi dedo?
El ministro mientras era apresado y llevado a prisión miró al rey y dijo de nuevo: “Será para bien”
El rey pensó: “Vaya sufí loco que piensa que será para bien que lo meta en prisión”.

Pasado un tiempo unos enemigos del rey dominaron y conquistaron sus tierras y se apoderaron de su palacio, lo apresaron y decidieron quemarlo en sacrificio a sus dioses por haberles dejado ganar a éste rey. Así organizaron un gran mástil al que ataron al rey con cuerdas y le pusieron paja en la base para quemarlo vivo. Cuando uno de ellos exclamó: ¡No podemos quemarle y sacrificarlo a nuestros dioses, le falta un dedo, está incompleto, sería una ofensa para los dioses! Otro exclamó: “Busquemos pues, al primer ministro”.

Buscaron y buscaron pero nadie imaginaba que el primer ministro estaba en prisión por castigo y orden del rey; así que no pudieron quemarlo tampoco a él.

Pasados unos meses, unos aliados del rey de paises vecinos lucharon, expulsaron y vencieron a sus enemigos y ayudaron a devolver al rey su poder, su trono y sus tierras.

El rey, una vez libre y con poder otra vez, lo primero que quiso fue hablar con el primer ministro para comunicarle que tuvo razón y lo quería premiar por su sabiduría. Una vez ante él, el rey dijo: “Tuvísteis razón mi buen amigo, ministro y consejero. Fue para bien que me amputé el dedo. Por ese motivo no me quemaron, si no ahora estaría muerto, y fue para bien que te encarcelase, si no te habrían matado a ti. ¡Quiero darte riquezas y tesoros por haber sido tan sabio!“

El sufí le dijo: “Todo este tiempo en la cárcel me sirvió para reflexionar y llegué a la conclusión de que ya soy un anciano y quiero dejar la vida de palacio. Deseo dedicar todo el tiempo que me quede, antes de morir, a meditar y cultivar mi espiritualidad como ermitaño en los bosques, en contacto más íntimo con la naturaleza”.
El rey miró a su ministro, y ésta vez el rey contestó: “Será para bien”. El sufí le devolvió la mirada, sonrió y dijo: “Veo que habéis aprendido la lección querido amigo”. Le despidió y se alejó paseando tranquilamente hasta desaparecer por entre los árboles.
 
 

viernes, 28 de noviembre de 2014

Trabajo práctico 27 noviembre:

La rueda de la concentración



Cuándo debes utilizar este proceso


• Cuando comprendas que tu Punto Vibratorio de Atracción actual no está situado donde deseas.

• Cuando te percates de que sientes una emoción negativa so-bre algo que es importante y desees hallar la forma de sentir una emoción positiva.

• Cuando haya ocurrido algo que te disgusta y desees pensar en ello mientras te ronde por la mente, y modificar tu pun-to de atracción para que no vuelva a suceder.

• Cuando desees experimentar una sensación de alivio.


Tú actual Punto Fijo Emocional


El proceso de «La rueda de la concentración» te será muy útil si tu Punto Fijo Emocional oscila actualmente entre:


(8) Aburrimiento

(17) Ira


Expuestas a sus experiencias vitales, con frecuencia muchas personas adquieren creencias con determinados esquemas vibra-torios que les impiden obtener lo que desean. Y aunque esas creencias no les sean útiles, insisten en volver a esa desagradable realidad con el argumento de que «a fin de cuentas, son ciertas».

Deseamos recordarte que la única razón de que algo se manifieste en una realidad física, tangible y definible, es que alguien le ha prestado la suficiente atención para que ocurra.

Pero el mero hecho de que alguien haya conseguido crear su verdad no significa que tenga ninguna relación contigo ni con lo que crearás.

En vuestro intento por documentar los hechos y acontecimientos de vuestra época, muchos de vosotros, sin daros cuenta, quedáis atrapados en esquemas vibratorios destinados a confirmar la «verdad» (o el dato que estéis estudiando) con vuestra propia experiencia vital. Esto no se debe a que estéis en presencia de una verdad innegable, sino a que, debido a la atención que le prestáis, habéis alcanzado una armonía vibratoria con ello, de forma que la Ley de Atracción os envía una experiencia que coincide con ello.

En ocasiones, una persona nos dice: «Pero ¡Abraham, no puedo ignorarlo, porque es verdad!» Y nosotros respondemos: Sólo es verdad porque alguien lo ha convertido en una verdad mediante la atención que le ha prestado. Lo que dice en realidad esa persona es:

«Puesto que alguien ha prestado atención a esto y la Ley de Atracción ha hecho que fluyera hacia su experiencia, yo haré lo mismo. Es decir, aunque no lo deseo, tengo la obligación de crearlo en mi propia realidad porque otra persona lo hizo».

Muchas de las cosas que deseas son ciertas. Y existen muchas cosas que son ciertas que no deseas. Nuestra recomendación es que prestes atención a lo que deseas y conviertas esas cosas maravillosas en la verdad de tu experiencia.

No obstante, la mayoría de las personas no guían deliberada-mente sus pensamientos hacia cosas que hagan que se sientan bien, por lo que, sin darse cuenta, desarrollan esquemas de pensamientos que repiten una y otra vez.

Por supuesto, algunos de tus esquemas de pensamientos te resultan muy beneficiosos.

Otros, no. Por consiguiente, el proceso denominado «La rueda de la concentración» está destinado a ayudarte a modificar los esquemas vibratorios sobre determinados temas que no te benefician. Te ayudará a poner en práctica tus pensamientos hasta que te produzcan una sensación más placentera y, por ende, mejorar tu punto de atracción.

Te recomendamos que dediques unos quince o veinte minutos a practicar este proceso cada vez que sientas una intensa emoción negativa sobre algo que ha sucedido o cuando desees mejorar tu sensación de claridad.

Tu intensa emoción negativa siempre te indica una buena oportunidad para modificar tu Energía con respecto a una determinada cuestión, debido a que has experimentado algo que te ha hecho centrarla de una forma específica. Así pues, cuando utilices el ejercicio de «La rueda de la concentración» cualquier mejora que te aporte la experimentarás de forma más acentuada. Te recomendamos que lo utilices cada vez que seas muy consciente de algo que no deseas.

Se trata de que expreses una frase en términos generales que encaje con tu deseo. Dicho de otro modo, debes tratar de hallar una correlación. ¿Cómo sabrás que has dado con esa frase que encaja con tu deseo? Porque experimentarás una sensación de alivio. Dicho de otro modo, la frase que expreses en términos generales te producirá una sensación de paz, hará que te sientas mejor. Cuando des con esa frase que encaja con tu deseo, procura concentrarte en ella durante un rato, incluso amplificarla o exagerarla, o recordar algo relacionado con ella... Es decir, si cuando hayas dado con esa frase consigues permanecer centrado en ella durante diecisiete segundos como mínimo para permitir que otro pensamiento se una a ella... éste potenciará la creencia que acabas de expresar.

Un ejemplo del proceso denominado

«La rueda de la concentración»


Para comenzar a practicar el proceso de «La rueda de la concen-tración» dibuja un círculo grande en una hoja de papel. Luego di-buja un círculo más pequeño, de unos cuatro centímetros de diámetro, en el centro del círculo grande. Siéntate cómodamente y observa el círculo pequeño y siente cómo tus ojos se concentran en él.

Ahora cierra los ojos durante unos momentos y concéntrate en lo que ha ocurrido y ha provocado en ti esa emoción negativa. Identifica con exactitud lo que no deseas. Llegado a este punto, di: «Ahora sé con claridad lo que no deseo. ¿Qué es lo que deseo?»

Conviene que identifiques lo que no deseas y lo que deseas en términos de cómo deseas sentirte al respecto.

Por ejemplo:


Me siento gorda y deseo sentirme delgada.

Me siento pobre y deseo sentirme rica.

No me siento amada y deseo sentirme amada.

Me siento engañada y deseo sentirme respetada.

Me siento enferma y deseo sentirme bien.

Me siento impotente y deseo sentir mi poder personal.


A continuación, escribe unas frases alrededor del borde externo del círculo más grande
que encajen con lo que deseas. Cuando se te ocurra una frase que encaje bastante con tu deseo, lo sabrás. Dicho de otro modo, sentirás si esa frase no encaja con tu deseo y hace que te caigas de la rueda, por así decirlo, o si es una frase que encaja con tu deseo y hace que te sientas bien.

El proceso de «La rueda de la concentración» es tan eficaz porque las frases que escribes las eliges deliberadamente. Son la expresión de algo que crees, que encaja con tu deseo. Y funciona porque la Ley de Atracción es tan poderosa que cuando te concentras en un pensamiento durante siquiera diecisiete segundos, otro pensamiento viene a unirse a él, y cuando esos dos pensamientos se unen, se produce una combustión que potencia aún más tus pensamientos.

Cada vez que expresas una frase en términos generales, tu pensamiento suele ser más puro que cuando expresas algo de forma más específica, por lo que el poder de «La rueda de la concen-tración» reside en que expreses frases en las que creas en términos generales; céntrate en cada una de ellas durante aproximadamente diecisiete segundos y tendrás la oportunidad de ofrecer una vibración pura más específica con respecto a tu deseo.

Digamos que te dispones a practicar este ejercicio y sabes que vas a escribir: «Me siento bien con respecto a mi cuerpo» o «Mi rodilla ya está bien». Pero si comienzas por ahí, si la primera frase que escribes es «Me siento bien con respecto a mi cuerpo» te darás cuenta, debido a cómo te sientes, que tu Energía no está alineada, porque sólo sirve para hacer que te sientas irritado y seas aún más consciente de que te sientes gordo o que la rodilla te duele. Lo que demuestra que esa frase era demasiado específica.

Dicho de otro modo, es como tratar de abordar un tren que circula a gran velocidad y lo único que consigues es caerte. ¿Te imaginas tratar de saltar sobre un tiovivo que gira rápidamente? No lograrás subirte a él, pero si se detiene, podrás hacerlo, y cuando adquiera velocidad estarás en él. Debes hacer que la «rueda» aminore su velocidad, que tu creencia aminore su velocidad, para poder montarte en ella. «En términos generales, me siento satisfecha de mi cuerpo.» Eso sí lo crees; esa frase hace que te sientas bien.

Puedes permanecer sobre el tiovivo sin caerte.

Al escribir una frase alrededor del círculo y concentrarte en ella obtendrás una sensación bastante placentera. Escribe entonces otra frase. Tal vez: «Creo que el Universo emite vibraciones que se corresponden con las que nosotros emitimos». Estás absolutamente convencido de ello, de modo que la frase encaja. Luego escribes una frase semejante a:

«Me siento satisfecho de este cuerpo físico». Puesto que lo crees, esa frase también encaja. Empiezas a sentirte algo mejor. Empiezas a experimentar una sensación de alivio.

Ya no estás tan irritado contigo mismo. Tu vibración comienza a elevarse.

Sigamos sumando poder al proceso denominado «La rueda de la concentración». A medida que se te ocurran pensamientos que hagan que te sientas bien, continúa escribiéndolos alrededor del perímetro del círculo más grande. Empieza en lo que serían las 12.00 si contemplaras un reloj y sigue alrededor del círculo hasta la 1.00, las 2 y así sucesivamente, hasta que hayas escrito doce frases que te produzcan una sensación placentera.

Dado que en ocasiones tus pensamientos giran a una velocidad tan vertiginosa que por más que deseas modificarlos no encuentras la forma de «montarte en ellos», el juego de «La rueda de la concentración» consiste en que des con un pensamiento que encaje con lo que sientes en estos momentos, de forma que la rueda no te tire al suelo, por así decirlo, y comiences a avanzar progresivamente hacia el estado que deseas sentir. Se trata de una maravillosa herramienta destinada a ayudarte a modificar tu vibración.

Pongamos, por ejemplo, que te sientes gordo. En tu experiencia se ha producido un incidente que ha hecho que ese pensamiento cobre fuerza, y en estos momentos experimentas una intensa emoción negativa. Toma un papel, dibuja un círculo en el centro de la hoja y escribe en la parte interior del círculo: «Deseo sentirme delgado».

Ahora concéntrate en el tema que te ocupa y trata de hallar pensamientos que encajen con la forma en que te sientes, pensamientos que te produzcan una sensación placentera cuando medites sobre ellos. Procura hallar un pensamiento que no te descoloque.


Puedo volver a ser delgada.

(Este pensamiento está demasiado alejado de lo que crees, y por más que desearías creerlo, no es así. Y te das cuenta de que no lo crees. Por tanto, como este pensamiento no te produce una sensación placentera, esta frase hace que te caigas de la rueda.)



Mis hermanas son delgadas y atractivas.


(Este pensamiento tampoco te produce una sensación agra-dable. Destaca el éxito de tus hermanas y hace que te sientas aún más como una perdedora. Este pensamiento hace que te caigas de la rueda.)


Buscaré algo que dé resultado.


(Aunque este pensamiento es más positivo que los anteriores, no hace que te sientas bien. Has probado muchos métodos, pero crees que no has hallado nada que te dé resultado, de modo que este pensamiento no hace más que poner de relieve tus fracasos anteriores. Este pensamiento hace que te caigas de la rueda.)

Sé que otras personas han sufrido este problema y han conseguido hallar una solución.

(Este pensamiento puede aportarte una sensación de alivio. Te sientes mejor. Recuerda que en estos momentos no se trata de buscar una solución a tu problema, sino tan sólo un pensamiento que te produzca una sensación lo suficientemente placentera para serte útil. Este pensamiento no hace que te caigas de la rueda. Así pues, escríbelo en la hoja de papel, en la posición de las 12.00, y sigue buscando más pensamientos que hagan que te sientas bien.)

No tengo que resolver el problema hoy mismo.

(Otro pensamiento útil. Escríbelo en la posición de la 1.00.)

Buscaré un régimen que funcione.

(Este pensamiento hace que te caigas de la rueda.)

Mi ropa no me sienta bien.

(Este pensamiento hace que te caigas de la rueda.)

Disfrutaré comprando ropa nueva. (Las 2.00)

(Pensamiento útil.)

Mi cuerpo se sentirá más ágil. (Las 3.00)

(Útil.)

Me sentiré más dinámica. (Las 4.00)

(Útil.)

Ya se me ocurrirá algo nuevo. (Las 5.00)

(Esto va como una seda.)

Sé que hallaré algo que me ayude. (Las 6.00)

(Sí, te sientes mejor.)

Me gusta asumir el control de mi experiencia. (Las 7.00)

(Útil.)

Confío en poder realizar este cambio. (Las 8.00)

(Útil).

Me gusta sentirme bien.

(Este pensamiento es útil. Anótalo en la posición de las 9.00)

Me gusta sentirme bien dentro de mi cuerpo. (Las 10.00)

(Útil.)

Me siento satisfecha de mi cuerpo. (Las 11.00)

(¡Bien! Ahora, después de escribir ese pensamiento en la posición de las 11.00, traza un círculo alrededor de las palabras que escribiste al principio en el centro de tu «Rueda de la concentración» y observarás que has alcanzado una alineación vibratoria más próxima a ese pensamiento, cuando hace tan sólo unos minutos te hallabas muy lejos de esa vibración.)

Abraham, contadme más cosas sobre «La rueda de la concentración»


Quizá nos hayas oído decir que tu punto de poder personal se halla en el presente porque aunque pienses en el pasado, o pienses en el ahora, o pienses en el futuro, todo cuanto haces lo haces ahora. Vibras ahora. Tu pulso late ahora. Emites tus vibraciones ahora.

Así pues, cualquier tensión creativa entre la invocación de la Fuerza Vital y el hecho de permitir que fluya a través de tí (el hecho de invocarla y de permitir que fluya) ocurre en el momento presente.

Así pues, deseamos que durante los próximos días te concen-tres en una palabra. En estos momentos te encuentras en un lugar «nuevo». Nos encanta la «novedad» del lugar en el que te hallas. Y deseamos mostrarte cómo permanecer en este lugar «nuevo» y alinear tu Energía «nueva» con un deseo «nuevo» que te aportará resultados «nuevos» y sencillos.

«La rueda de la concentración» es la herramienta más eficaz que hemos descubierto para ayudarte a modificar una creencia con el fin de que encaje con tu deseo. Consiste en lo siguiente: La fórmula para crear cualquier cosa, incluso, por poner un ejemplo, disfrutar haciendo la declaración de la renta, se basa en identificar el deseo y a continuación alcanzar una vibración que se corresponda con él.

Otro ejemplo de «La rueda de la concentración»

Empieza por tratar de encontrar una frase que te permita subirte a la rueda. Escribe frases que reflejen suficientemente lo que crees para no caerte al suelo, por así decirlo. Dicho de otro modo, si has escrito «disfruto haciendo la declaración de la renta», te caes al suelo.

Si escribes «me parece estupendo que el gobierno me quite el dinero para despilfarrarlo en cosas inútiles» te caes al suelo. Por tanto, el objetivo es hallar algo que encaje con tu deseo y haga que te sientas bien. Puedes escribir algo parecido a: «Me gusta controlar mi vida. Me satisface cumplir mis compromisos. Me gusta hacer las cosas puntualmente. Me encanta la sensación de orden y organización en mi experiencia».

Ahora bien, esta afirmación quizá sea un tanto exagerada. En tal caso, te darás cuentas.

Sabrás si te es útil o no por cómo te sien-tes. Continúa intentándolo, aunque te equivoques con frecuencia. Escribe algo como: «Imagino que muchas personas han sufrido este problema, pero han conseguido resolverlo». ¡Esto te permite subirte a la rueda! «Aunque el sistema de recaudación de impuestos no es perfecto, es un mecanismo mediante el cual funciona nuestro gobierno.» ¿Eso te ha tirado al suelo o te ha permito subirte a la rueda? «Cada año lo hago mejor. Me resulta más fácil. Mi declaración de la renta es un buen incentivo para que me organice y lleve bien las cuentas.»


Cuanto mejor lo sientas, mejor te sentirás


Deseamos que oigas lo siguiente: No he resuelto nada. Dicho de otro modo, nada ha cambiado. Todavía tienes que hacer tu declaración de la renta, pero lo que más deseamos que oigas es que en estos momentos te encuentras en una situación distinta de la que te encontrabas. Es decir, verás las cosas con más claridad que antes. Los recuerdos acudirán a tu mente más fácilmente que antes.

Sabrás con más facilidad que antes dónde dejaste algo que necesitas. Dicho de otro modo, esos retazos de tu vida desperdigados que se hallan amontonados en cajas, carpetas o en los fondos de los bolsos —todos esos datos diseminados aquí y allá— empiezan a unirse en tu mente. En suma, tu Mente Interior empieza a alimentarte de forma constante, de una forma que no lo hacía hasta que decidiste dedicar unos minutos a alinear tu Energía con tu deseo.

Tanto si se trata de un castillo como de un botón, si lo utilizas como tu objeto de atención conseguirás invocar la Fuerza Vital, y este ejercicio trata precisamente de la Fuerza Vital.

El motivo de que la invoques es lo de menos. Dicho de otro modo, es posible disfrutar tanto haciendo la declaración de la renta como planificando un crucero.

Tal vez no lo creas, pero es porque no has permitido que la Energía fluya a través de tí hacia el objeto de tu atención sin resistencia. Invocas la Energía porque deseas cumplir con tu deber, pero luego desvías esa Energía debido a los hábitos que has adquirido o las frases que repites con frecuencia que impiden que fluya. Cuando tu Energía fluye a través de ti y tú se lo impides, te sientes mal. Ahora, debido a que el proceso de «La rueda de la concentración» hace que te concentres durante un tiempo más prolongado en un tema concreto mientras tratas deliberadamente de hallar pensamientos que te hagan sentir bien, tu punto de atracción cambia.

Al aplicar este sencillo pero poderoso ejercicio a diversas cuestiones a medida que surjan en tu vida, lograrás mejorar notablemente tu punto de atracción con respecto a todo lo que sea importante para ti.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Trabajo 20/11/14

Lectura:
Nasrudin amaba a una mujer que vivía en el otro extremo del desierto, así que decidió tomar un camello y dirigirse al encuentro de su amada. Partió al medio día, pero al atardecer se dio cuenta que el camello había dado una vuelta en círculo y había regresado al oasis donde él estaba. Así que decidió volver a intentarlo por la noche, porque tal vez –pensó- el camello no quería viajar al calor del medio día. Al llegar la noche emprendió nuevamente el viaje, pero al despuntar el alba, vio para su asombro que el camello había regresado nuevamente al oasis. Así que reflexionó: “evidentemente la amada del camello está en este oasis”. Así que abandonó su camello, se puso unos zapatos y encaró el desierto, porque para ir al encuentro de la Amada hay algo que dejar, una decisión que tomar y un camino que iniciar.


Tareas:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/redes/redes-mirada-elsa-auto-aceptacion/1724373/

viernes, 14 de noviembre de 2014

EL JERCICIO DE LA VOLUNTAD


Una vez que se ha visualizado y decidido una meta, ésta debe ejecutarse fielmente. Cada decisión que se pone en acción, sin importar lo pequeña que sea, contribuirá al desarrollo de la voluntad consciente y a la libertad. A la inversa, cada decisión que dejamos de cumplir nos quita voluntad. La toma de decisiones conscientes y el completar ciclos, puede con la práctica convertirse en una saludable forma de vida.

El ejercicio de la voluntad mediante la decisión consciente es nuestro derecho de nacimiento. Si fallamos en desarrollar un yo integrado y viable y en usar nuestras voluntades de un modo saludable, fracasaremos en llegar al nivel de verdaderos seres humanos. Pero el desarrollo de nuestra humanidad tiene sus paradojas; en un instante hablamos de integrar el yo y, en el siguiente, de trascenderlo.

Kabir E. Helminski

 
 

Trabajo práctico 13 de noviembre

Dentro de nosotros hay un sólo lugar , donde una experiencia puede ocurrir.
Si está ocupado por una emoción negativa,
no hay lugar para que una experiencia positiva tenga lugar.

G . I . Gurdjieff

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WANGARI MAATHAI

“La gente me pregunta con frecuencia porqué no tenía miedo. La mejor manera que tengo para explicarlo es decir que yo no proyecto el miedo. Si tú te mantienes concentrada en lo que quieres obtener, entonces, en efecto, irás exactamente al lugar donde mucha gente no se atrevería a ir.” “No es que sea valiente o que no vea las consecuencias, sino que al no proyectarlo, yo no adopto el miedo que con tanta frecuencia nos frena al perseguir nuestras metas.”


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"Muévanse en la forma del pez.
Si ustedes entienden esto, entonces el mundo entero podrá ser arrancado de debajo de sus pies y no los turbará. ¿Por que necesitan suelo debajo de sus pies?

Ustedes son libres".


Maulana


Tarea semanal:

Escribir en tu diario positivo frases positivas pidiendo más, más en el ámbito de: salud, familia, pareja, dinero y trabajo.

En estado de meditación, lee tres veces al día estas frases, concentrándote en estos pensamientos durante 21 segundos, en cada uno.

La gran aventura:


"La gran aventura sucede en nuestro mar de fondo,
cuando nos atrevemos en la inmersión a pulmón libre".

viernes, 7 de noviembre de 2014

La búsqueda:

Quieres obtener el conocimiento de ti mismo.

"Debes verte a ti mismo con ojos ajenos, es decir, apartado de tu presente forma de observar las cosas; de otro modo tu fijación con este yo secundario sólo aumentará su fuerza y empañará tu comprensión objetiva".

Trabajo práctico 06-11-14

EL VIAJE DEL BUSCADOR


Un día, el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. El había aprendido a hacer caso riguroso a estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, así que dejó todo y partió.

Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó, a lo lejos, Kammir. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó mucho la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadores; la rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada.

Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar. El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles. Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor. Sus ojos eran los de un buscador, y quizás por eso descubrió, sobre una de las piedras, aquella inscripción:

Abedul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días.

Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra, era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar. Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla, decía:

Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses, y 3 semanas.

El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Este hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, una tumba. Una por una, empezó a leer las lápidas. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto. Pero lo que lo conectó con el espanto, fue comprobar que el que más tiempo había vivido apenas sobrepasaba 11 años... Embargado por un dolor terrible se sentó y se puso a llorar.

El cuidador del cementerio, pasaba por ahí y se acercó. Lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.

No, ningún familiar, dijo el buscador. ¿Qué pasa con este pueblo, qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente que lo ha obligado a construir un cementerio de chicos?

El anciano sonrió y dijo:

Puede usted serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré. Cuando un joven cumple quince años sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo aquí, colgando del cuello. Y es tradición entre nosotros que a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella:

a la izquierda, qué fue lo disfrutado…
a la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.

Conoció a su novia, y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?, ¿una semana?, ¿dos?, ¿tres semanas y media?… Y después… la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso, ¿cuánto duró?, ¿el minuto y medio del beso?, ¿dos días?, ¿una semana?…
¿Y el embarazo o el nacimiento del primer hijo...?
¿y el casamiento de los amigos…?
¿y el viaje más deseado…?
¿y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano…?
¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?…
¿horas?, ¿días?…

Así, vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos... cada momento.

Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre, abrir su libreta
y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba,
porque ése es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido.

EJERCITAR LA PACIENCIA:

Tu confusión se debe a que no obtienes lo que quieres; y tu sensación de inutilidad es algo que sientes que tienes y no quieres.

“Debes esforzarte en ser paciente tanto con lo que quieres como con lo que no quieres: pues ambos te pondrán a prueba. Ejercita los dos tipos de paciencia y merece el nombre de ser humano”.


Idries Shah

 

Cuento sufi: La muñeca de sal



 
 
Una muñeca de sal recorrió miles de kilómetros de tierra firme, hasta que, por fin, llegó al mar. Quedó fascinada por aquella móvil y extraña masa, totalmente distinta de cuanta bahía visto hasta entonces. - ¿Quién eres tú? - le preguntó al mar la muñeca de sal. Con una sonrisa, el mar le respondió: - Entra y compruébalo tú misma. Y la muñeca se metió en el mar. Pero, a medida que se adentraba, iba disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella. Antes de que se disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó asombrada: - ¡Ahora ya sé quién soy!.
 
 
Trabajo Práctico:
 
Pasar un día sin críticas, sin criticar y sin involucrarnos en situaciones y conversaciones donde se critique.

 

Busquen:

"Busque una mente clara y un corazón limpio. Todo lo que usted necesita es mantenerse tranquilamente alerta, indagando en la naturaleza real de usted mismo. Ésta es la única vía hacia la paz."

lunes, 3 de noviembre de 2014

SOY YO QUIEN DECIDE

Explica el columnista Sidney Harris que, en una ocasión, acompañó a un amigo suyo a comprar el periódico. Al llegar al quiosco su amigo saludó amablemente al vendedor. El quiosquero, en cambio, respondió con modales bruscos y desconsiderados y le lanzó el periódico de mala manera. Su amigo, no obstante, sonrió y pausadamente deseó al quiosquero que pasase un buen fin de semana. ... Al continuar su camino, Sidney le dijo:
-Oye….¿este hombre siempre te trata así?
-Si, por desgracia.
-Y tú, ¿siempre te muestras con él tan educado y amable?
-Si, así es.
-Y ¿me quieres decir por qué tú eres tan amable con él, cuando él es tan antipático contigo?
-El bien fácil. Porque yo no quiero que sea él quien decida como me he de comportar yo.

viernes, 31 de octubre de 2014

Taller 30 de octubre

Ejercicios:

Durante toda la semana, hacer orientación matinal positiva y registrar en dos tablas: tareas para ti y tareas para el universo.

Durante 3 días, cada miembro de la familia escribe algo positivo, algo que le agrado, algo que hicieron por él / ella, de cada otro de los miembros de la familia, al final del tercer día se les da a cada uno sus papeles anotados con las cosas positivas y a su vez nos dan los nuestros.

Lectura:

ÉRIC-EMMANUEL SCHMITT,

DRAMATURGO, ESCRITOR, GUIONISTA Y DIRECTOR DE CINE


Hay dos opciones, o habitas el misterio con miedo y angustia o lo haces con fe, es decir, confianza.
De eso hablan todos mis libros y películas, de personajes que confían en lo desconocido, que viven con los brazos abiertos y que luchan contra las fuerzas negativas, la angustia y el miedo.
¿Y usted vive como sus personajes?
Sí, siempre estoy de buen humor, lo que sorprende a la gente, y soy infinitamente curioso. Una cosa que me ayuda a disfrutar de la vida es la imaginación, que me permite explorar todas las puertas del presente.
¿Cómo aplica la imaginación a la realidad?
La imaginación es dejarse invadir por el mundo y por la gente. Cuando estoy frente a alguien, me dejo penetrar por todas las sensaciones y las imágenes que emanan de ese individuo; es un conocimiento empático.
¿Y desde cuándo?
Tenía 29 años, me apunte a un viaje de aventura: diez días caminando por el desierto del Sáhara y me perdí.
¿Sin agua y sin comida?
Sí. Llegó la noche y pensé que iba a morir de miedo, pero ocurrió todo lo contrario. Me invadió la confianza, pasé una noche mística. Entré en ese desierto ateo y salí creyente. Me costó años poder hablar de ello, pero terminé confesando porque siempre me preguntan de dónde viene el optimismo de mis obras, y la fuente viene del desierto. Habito la vida con confianza.
¿No era así de niño?
Era alegre, pero extremadamente angustiado, tenía miedo a la nada y la idea de que la vida era inútil, un puro fenómeno material; hoy creo que es algo más que una agitación de moléculas y que todo está justificado.
Pues me ha partido el corazón.
El tema que trato en Cartas a Dios es duro, pero es una película optimista; un himno a la vida aunque la vida sea breve y frágil. Creo que hay que amar la vida como es, sin ilusiones, sabiendo que es corta, vulnerable y llena de dolor.
¿Cuándo fue la primera vez que se acercó a niños terminales?
Mi padre era fisioterapeuta y trabajaba con ellos. Desde que cumplí los ocho años, todos los jueves y los sábados, me llevaba con él al hospital; así que crecí pensando que lo normal era estar enfermo y lo excepcional tener salud.
¿Aprendió algo?
Al principio tuve miedo; luego aprendí que no tenía que permitir que la enfermedad construyera un muro entre ellos y yo. Y hablo de ello en la película: los padres de Oscar ven la enfermedad de su hijo en lugar de a su hijo, y el niño no lo entiende; cree que no le quieren. No hay que dejar que las situaciones se interpongan entre las personas.
Qué difícil es eso.
Ya adulto acompañaba a una amiga que iba a los hospitales de voluntaria. Jugando con los niños descubrí que son mucho más francos y directos. Cuando están en situaciones frágiles, quieren hablar de la enfermedad, de la muerte, de todo lo que les ocurre. Son los adultos los que están asustados, y crean angustia con su silencio e hipocresía.
Su película tiene algo muy profundo.
Un amor visceral por la vida tal y como es; no tal y como quisiéramos que fuera. Para mí, ser feliz no es tener una vida distinta a la que tengo, es entrar completamente en la que tengo; no es protegerse del dolor o la desgracia, es integrarlos en las tramas de la existencia. Con la misma vida puedes ser feliz o desgraciado; es una actitud mental.
¿Una actitud que usted ha aprendido?
Sí, puedes luchar contra tu negatividad y pesimismo. Eso quiere decir que la inteligencia y la experiencia pueden servir para algo.
Se adivina que ha vivido la muerte.
Sí, he acompañado a personas cercanas, a veces en largas agonías, y me ha hecho entender que era urgente amar y decir que amas; no hay tiempo que perder.
Sus mujeres son fuertes y tiernas.
Para mi el hombre es simplicidad y la mujer complejidad. Cuando una mujer dice no, nunca quiere decir no, ni cuando dice sí. La mujer es paradójica, es fuerza y herida. Si no veo su herida, no puedo entenderla.
¿Cómo es su madre?
Una fuerza sin ambigüedad ni ambivalencia. Creo que mi madre es un hombre.
¿Qué quiere contar?
Tengo una obsesión: mostrar que cada uno de nosotros podría haber sido el otro. Incluso escribí un libro sobre Hitler para demostrar que convertirse en un bárbaro está al alcance de cualquiera. Hay una búsqueda ética: cultivar lo mejor en lugar de cultivar lo peor, y por tanto una dimensión moral.
Cuesta trabajo ser bueno.
Sí, el mal se hace rápido y el bien es laborioso. En un segundo lo puedes destruir todo; por ejemplo, con un niño o en el amor con una sola frase.
¿Cómo se aprende la confianza?
Aceptando que no todo es racional, aceptando abrir las puertas de la sensibilidad y la irracionalidad de la vida. Hay que amar la necesidad y todo lo inevitable.
Pensar no es bueno para tener confianza.
Cierto. El pensamiento es el espíritu crítico, pero es necesario pensar hasta que llegas a ese umbral en el que el pensamiento ya no sirve para nada y ahí has de tirarte de cabeza: o al miedo o a la confianza.

La gran Aventura:

"La gran aventura sucede en nuestro mar de fondo,
cuando nos atrevemos en la inmersión a pulmón libre".

Transforma!!

COMO TRANSFORMAR:


...Desde que usted se levanta, mira y dice: ¡Qué lluvia tan horrible!, o ¡hace un día maravilloso, pero mucho calor.. ¡Ya ha empezado!. En ese instante cuando mira por la ventana, no diga ninguna palabra, no reprima las palabras, sino simplemente dese cuenta de que al decir tal cosa, el cerebro ha comenzado.

Pero si al mirar por la ventana, usted observa sin decirse a sí mismo una sola palabra (lo que no significa reprimirse), simplemente observe, sin que intervenga la actividad del cerebro, ahí tiene usted la pista: Cuando el viejo cerebro no reacciona, nace una nueva cualidad en el nuevo cerebro. Usted puede mirarlo todo, sin una sola palabra, sin comparar.

(Jiddu Krishnamurti)


 

Paz

"Busque una mente clara y un corazón limpio. Todo lo que usted necesita es mantenerse tranquilamente alerta, indagando en la naturaleza real de usted mismo. Ésta es la única vía hacia la paz."

lunes, 27 de octubre de 2014

Historias del Sheikh Muzaffer


Había una vez en Estambul un hombre muy rico que un año decidió monopolizar todo el arroz del mercado. Una vez que los granjeros hubieron terminado la cosecha, envió a sus sirvientes a las puertas de la ciudad. Allí compraron el arroz de los campesinos y lo transportaron a los almacenes que había alquilado su señor.
Ni un grano de la cosecha de arroz de aquél año consiguió llegar al mercado. El hombre rico se imaginaba que podría ganar una fortuna con su monopolio.

            Una vez guardado todo el arroz, nuestro hombre decidió visitar los almacenes. El grano era almacenado de acuerdo con su tipo y calidad. El más refinado se guardaba en una esquina de la última nave. Esta era la mejor variedad: había sido plantada en el mejor suelo y había recibido la cantidad óptima de sol y agua. Cuando el hombre vió este arroz, cuyos granos eran dos veces más grandes que los normales, decidió llevarse algunos a casa para la cena.

            Aquella noche, su cocinero le agasajó con un plato de aquel arroz maravilloso, excelentemente cocinado con mantequilla y especias. Pero nada más tomar la primera cucharada, el arroz se le atascó en la garganta. No podía ni tragarlo ni escupirlo.

            Probaron extraérselo de mil formas, pero todo fue en vano.
Finalmente, llamaron al médico de la familia. El doctor hurgó y empujó todo lo que pudo, pero no consiguió desatascar el arroz. Al fin, dijo: “Me temo que hará falta realizar una traqueotomía. Es una operación simple. Le abriremos la garganta y sacaremos el arroz directamente”.

            Al hombre le espantaba la sola idea de que le cortaran la garganta, así que decidió consultar a un otorrinolaringólogo. Desgraciadamente, el especialista le recomendó la misma operación.

            Entonces el hombre se acordó del sheikh sufí que había sido el consejero espiritual de la familia durante años y que tenía fama de tener poderes curativos. El sheikh le dijo: “Sí, sé como puedes curar tu mal, pero tienes que hacer exactamente lo que te diga. Mañana toma un avión y vete a San Francisco. Toma un taxi y ve al Hotel St.Francis, sube a la habitación 301, gira a tu izquierda y las cosas se resolverán”.         Por la reputación del sheikh y también porque hubiera hecho cualquier cosa con tal de que ni le cortasen la garganta, nuestro hombre se embarcó con destino a San Francisco.

            Se sentía terriblemente incómodo con el arroz atascado en la garganta. Le resultaba difícil respirar y apenas podía tragar un poco de agua de vez en cuando.

            Una vez en san Francisco, el hombre se fue de inmediato al Hotel St.Francis y subió a la habitación 301. Hasta aquí todo iba bien. Por lo menos el hotel y la habitación que el sheikh había especificado estaban allí.

            Llamó a la puerta, que estaba entornada, y esta se abrió un poco. Al asomarse, vió a un hombre dormido en la cama, roncando suavemente. De pronto, el hombre rico estornudó. Con aquel estornudo, el arroz fue expulsado de su boca y fue a parar a la boca del hombre que dormía, quien lo tragó automáticamente, mientras se despertaba.

            Al abrir los ojos, el huésped del hotel reclamó en turco: “¿Qué sucede? ¿Quién es usted?”. Maravillado al encontrarse un compatriota en San Francisco, el hombre rico le contó toda la historia. Ambos estaban maravillados por lo que había ocurrido. Al fin, resultó que el hombre no sólo era de Estambul, sino que también vivía en el mismo barrio que el hombre rico.

            Cuando volvió a casa, el hombre rico fue inmediatamente a visitar al sheikh. Este le explicó que el arroz que había tratado de comer no estaba destinado para él, sino para la persona que finalmente lo había tragado. Por eso se había atascado en su garganta: porque aquel arroz no formaba parte de su destino.
La única solución era hacerlo llegar a la persona para la que realmente estaba destinado.

            Al fin, el sheikh recalcó con énfasis: “Recuerda, cualquier cosa que este destinada para ti te llegará. Y cualquier cosa que esté destinada para otros forzosamente les llegará también”.

            El hombre rico regresó a su casa, pensó largamente sobre su experiencia y sobre lo que el sheikh había dicho. A la mañana siguiente, ordenó que abrieran sus almacenes y que distribuyeran todo el arroz entre los pobres de Estambul.

            Efendi añadió: “Esto es cierto. Lo que está destinado para ti,y esto incluye tanto beneficios materiales como espirituales, tiene necesariamente que llegarte. Puede que tenga que recorrer todo el camino desde Estambul a San Francisco, e incluso dar un rodeo más amplio, pero al fin te llegará”.

            Aquella noche, ya en mi casa, pensé mucho en las historias y en lo que Sheikh Muzaffer había dicho. Reflexioné acerca de cuán duramente me empujaba a mi mismo y cuántas veces me preocupaba por el fracaso. Me di cuenta de que, muy probablemente, trabajaría igualmente duro y de forma mucho más feliz y eficaz, si confiara en que todo lo que está destinado para mí terminará sin duda por llegarme.

            Al otro día, al ver a Efendi, le conté lo poderosamente que me habían afectado las historias de la noche anterior. Le dije que si tan sólo pudiera recordar las historias de la noche anterior, mi vida sería muy distinta.
Me miró profunda y fijamente y dijo. “Nunca las olvidarás”.

            Lo que dijo era cierto. Aunque recuerdo muchas de las historias que le oí contar, aquellas dos permanecen especialmente nítidas en mi memoria. Es como si cada detalle estuviese grabado en mi mente.

Encuentros e historias del Sheikh Muzaffer


Un día un hombre le prestó dinero a un viejo amigo. Unos meses más tarde, sintió que necesitaba su dinero, así que fue a casa de su amigo, que vivía en una ciudad próxima, para pedirle que le devolviese el préstamo. La esposa de su amigo le dijo que su marido había ido a visitar a alguien al otro lado de la ciudad. Le dio al visitante unas direcciones y éste se fue a buscar al deudor.

            De camino, pasó al lado de una procesión fúnebre. Como no tenía prisa alguna, decidió unirse a la procesión y ofrecer una oración por el alma del muerto.

            El cementerio de la ciudad era muy viejo. Al tiempo que se excavaba una tumba nueva, se exhumaban algunas de las antiguas.
Al lado de la tumba nueva, el hombre vió a su lado una calavera recién desenterrada. Entre los dos dientes delanteros de dicha calavera había una lenteja. Sin pensar en lo que hacía, el hombre tomó la lenteja y se la metió en la boca.

            Justo entonces, un hombre sin edad definida y con barba blanca se le acercó y le preguntó: “¿Sabes porque estás aquí hoy?”
“Pues claro, estoy en esta ciudad para ver a un amigo mío”.
“No. Estabas aquí para comerte esa lenteja. Ves, esa lenteja estaba destinada para ti, no para el hombre que murió hace algún tiempo y que no pudo tragársela. Estaba destinada para ti y ha ti ha llegado”.

            Efendi comentó: “Esto ocurre así con todas las cosas. Dios provee tu sustento. Sea lo que sea que esté destinado para ti, no dudes que te llegará”.

viernes, 24 de octubre de 2014

Taller 23 de octubre:

Trabajo práctico:
Agradecer durante 5 días y cada día:

- 3 cosas que nos hayan hecho felices ese día.
- Y a 3 personas que nos hayan ayudado, beneficiado o hecho felices (en el presente o en el pasado pero que sintamos en ese día la necesidad de comunicar ese agradecimiento).



Lectura:


CUAL ERES TÚ?


Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y de cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar, parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro. Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo; en una colocó zanahorias, en otra huevos y en la última granos de café, y las dejó hervir sin decir palabra.

La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaba haciendo su padre. A los veinte minutos el hombre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente.

Mirando a su hija, le dijo: Querida, ¿qué ves? - Zanahorias, huevos y café, fue la respuesta de la chica.

El chef hizo que su hija se acercara y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Por último le pidió que probara el café.
Y ella sonrió mientras disfrutaba su rico aroma...

Humildemente la hija preguntó: ¿Qué significa esto, padre? Él le explicó que los tres elementos enfrentaron la misma adversidad; el agua hirviendo, pero reaccionaron en forma muy diferente. La zanahoria llegó al líquido dura y fuerte, pero después de pasar por éste, se volvió débil, fácil de deshacer. El huevo llegó al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; después de estar en el fluido, su interior se endureció. Los granos de café, sin embargo, eran únicos; después de estar en agua hirviendo, cambiaron por completo la composición de la misma.

- ¿Cual eres tú?, le preguntó a su hija. Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?, ¿eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor la tocan, se vuelve débil y pierde su fortaleza?, ¿eres un huevo, que comienzas con un corazón maleable, poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación o un despido te vuelves dura y rígida? Por fuera te ves igual, pero, ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecidos?, ¿o eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor.

Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.

Y tú, ¿cuál de los tres eres?
 
 

La mariposa azul. Un cuento de la sabiduría sufí



Había un señor viudo que vivía con sus dos hijas curiosas e inteligentes. Las niñas siempre le cuestionaban todo, hacían muchas preguntas a las que el padre a veces sabía responder, pero en ocasio...nes no se sentía con la sabiduría suficiente como para aclarar las dudas que ellas manifestaban. Como pretendía brindarles la mejor educación, mandó a las niñas de vacaciones con un sabio que vivía en lo alto de una colina.

El sabio siempre respondía todas las preguntas sin siquiera dudar. Impacientes con el maestro, las jóvenes decidieron inventar una pregunta que él no pudiera responder correctamente.
Entonces, una de ellas apareció con una hermosa mariposa azul que usaría para engañar al sabio.

-¿Qué vas a hacer? –preguntó la hermana. –Voy a esconder la mariposa en mis manos y le voy a preguntar si está viva o muerta. Si él dice que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva, la apretaré y la mataré. Así, cualquiera que sea su respuesta, ésta será equivocada.

Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio que estaba meditando.
-Tengo aquí una mariposa azul, dígame, sabio, ¿está viva o muerta?. Muy calmadamente el sabio sonrió y respondió: -Depende de ti…ella está en tus manos…

Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro. No debemos culpar a nadie cuando algo falla, somos responsables por lo que juzgamos bueno o malo. Nuestra vida está en nuestras manos, como la mariposa azul. Nos toca a nosotros escoger qué hacer con ella y hacernos cargo de las consecuencias.




martes, 30 de septiembre de 2014

Nuevo Taller sobre Bienestar Emocional, 5ª Edición, comienzo Octubre 2014:


En estos taller te sumergerás en un proceso de inversión psicológica, donde abandonarás los condicionamientos negativos que te llevan al sufrimiento, dolor, ansiedad y depresión.

En estos talleres encontrarás una conexión con tu ser positivo que te inundarán de optimismo, tranquilidad, paz, alegría y bienestar.

Os esperamos....